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    s2t2 -PINTURA BARROCA ESPAÑOLA (III): MURILLO (pps13)


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    Bartolomé Esteban Murillo

    De Wikipedia, la enciclopedia libre

    «Murillo» redirige aquí. Para otras acepciones véase Murillo (desambiguación).
    Bartolomé Esteban Murillo

    Murillo, autorretrato de 1670
    Nacimiento 31 de diciembre, 1617
    Sevilla, España
    Defunción 3 de abril, 1682
    Cádiz, España
    Nacionalidad Española
    Área Pintura
    Movimiento Barroco

    Bartolomé Esteban Murillo (*Sevilla, 31 de diciembre de 1617 –† Cádiz, 3 de abril de 1682) fue un pintor español del siglo XVII. Es una de las figuras más importantes de la pintura barroca española, que tras haber decaído en estimación a principios del siglo XX, vuelve a gozar de importante reconocimiento mundial.

    Tabla de contenidos

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    Vida y obra [editar]

    Nació en 1617 en la ciudad de Sevilla. Fue bautizado en la parroquia de Santa María Magdalena de la ciudad de Sevilla. Fue el hermano menor de catorce hermanos. Su padre era un cirujano barbero llamado Gaspar Esteban, siendo por tanto Esteban su primer apellido. Su madre se llamaba María Pérez Murillo, de quien tomó el apellido para firmar su obra, como hizo Velázquez. Al morir sus padres cuando tan sólo tenía 10 años, pasa al cuidado de una de sus hermanas mayores, Ana, casada con un barbero cirujano, Juan Agustín de Lagares, con quien el joven Bartolomé mantendría muy buena relación. La imagen de Murillo a la derecha tenía 53 años.

    Primeros años [editar]

    Aunque por influencia de su padre ya era aficionado al dibujo, Murillo se formó en el taller de su pariente Juan Castillo, respetado artista en Sevilla, donde pronto comenzó a destacar de entre sus discípulos. Llegó a pasar allí cinco años, siendo uno de sus compañeros de taller el pintor granadino Alonso Cano. Para aportar algún dinero a la casa, a los 14 años de edad pintaba pequeños cuadros, o bien hacía dibujos para las comunidades religiosas.

    A los 22 años Murillo decidió establecer un taller de pintura barata que le permitía vender cuadros sobre todo en las ferias de los pueblos, pero a pesar de que se vendían bien, esto no terminaba de satisfacer al artista, tanto es así que tras conocer copias de Antoon van Dyck, traídas a Sevilla por Pedro Moya, surgió en él un fuerte deseo de perfeccionar su pintura. Aunque no se conoce que viajara al extranjero, conoció bien la pintura flamenca, debido entre otras cosas a la posible relevancia de Sevilla como importante ciudad comercial, ya que esto favoreció el conocimiento exterior. No obstante, Murillo tomó la resolución de abandonar su ciudad al menos por un tiempo; el inconveniente sería su situación económica, por lo que tras comprar una pieza de tela y hacerla trozos, pudo pintar en cada uno de ellos un cuadro que vendería a un mercader que embarcaba para Indias.

    Se fue a Madrid y logró que Velázquez le abriera las puertas de los palacios reales de Madrid, Toledo y el Monasterio de El Escorial con lo que pudo admirar y copiar grandes pinturas de diferentes maestros, educándose y perfeccionándose de este modo; además, trabajó en el estudio de Velázquez, regresando finalmente a Sevilla cuando convino que realmente estaba preparado. En su ciudad natal causó sensación y admiración por su nueva forma de pintura, siendo entonces cuando comenzó a consagrarse verdaderamente como un pintor. Sus primeras obras están influidas por Zurbarán, Ribera, Alonso Cano, Rubens, Tiziano y Velázquez. De gran realismo, aunque con un estilo que se estaba forjando a lo que sería después. Su obra fue adquiriendo importancia y evolucionó hacia un pintura suave de gusto burgués y aristocrático, como demuestran sus obras religiosas. Murillo se convirtió en un excelente pintor y poco a poco cimentó su fama.

    Consolidación [editar]

    En 1645 pintó trece lienzos para el claustro de San Francisco el Grande de Sevilla, que le proporcionarón un justificado renombre. Se casa ese mismo año con Beatriz Cabrera, con la que tendrá nueve hijos, cuatro de los cuales murieron en la epidemia de peste acaecida en Sevilla, en 1649. A raíz de un par de cuadros que lleva a cabo para la Catedral de Sevilla, empezará a especializarse en los dos temas que más fama le han proporcionado, las vírgenes con niño y las Inmaculadas.

    El mendigo o Joven mendigo h. 1650
    El mendigo o Joven mendigo h. 1650

    Tras una estancia en Madrid entre 1658 y 1660, en este último año, intervino en la fundación de la Academia de Pintura, cuya dirección compartió con Herrera el Mozo. En esa época de máxima actividad recibió importantes encargos, como el retablo del Monasterio de San Agustín; los cuadros para Santa María la Blanca, concluidos en 1665; las pinturas para el retablo mayor y los altares de las capillas laterales de la Iglesia del Convento de Capuchinos de Sevilla, uno de sus más importantes conjuntos pictórico, y Santo Tomás de Villanueva repartiendo limosna también para los capuchinos de Sevilla; o los cuadros sobre las obras de misericordia para el Hospital de la Caridad.

    Las pinturas de la Iglesia de los Capuchinos de Sevilla fueron salvadas de la invasión francesa y restauradas por el pintor sevillano Joaquín Bejarano. En agradecimiento, los frailes le regalaron la pieza que presidía el retablo mayor, El Jubileo de la Porciúncula, actualmente en el Museo Wallraff-Fichard de Colonia, escena que ha sido sustituida por la Inmaculada llamada La Colosal, que Murillo realizara hacia 1650 para el convento sevillano de San Francisco. En la zona inferior del retablo se situaba la Santa Faz y sobre ésta La Virgen de la Servilleta. En los laterales del cuerpo bajo se encontraban a la izquierda las Santas Justa y Rufina, prototipos de belleza popular sevillana, y a la derecha San Leandro y Santa Buenaventura, patronos de Sevilla. En el segundo cuerpo se situaban a la derecha San José con el Niño y a la izquierda San Juan Bautista. En el ático figuraban San Antonio con el Niño y San Félix de Cantalicio con el Niño, ambas en formato de medio luneto que posteriormente fue transformado a rectagular. El retablo se halla actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

    Murillo destacó también como creador de tipos femeninos e infantiles: del candor de La muchacha con flores al realismo vivo y directo de sus niños de la calle, pilluelos y mendigos, que constituyen un prodigioso estudio de la vida popular. Después de una serie dedicada a la Parábola del hijo pródigo, se le encomendó la decoración de la iglesia del convento de los capuchinos de Cádiz, de la que sólo concluyó los Desposorios de santa Catalina, ya que falleció mientras trabajaba en ella, a consecuencia de una grave caída desde un andamio, aunque no en el acto, ya que sobrevivió al accidente unos meses más.

    A petición del propio pintor, el día 4 de abril de 1682 (un día después de su muerte) fue enterrado en la primitiva Iglesia de Santa Cruz, iglesia que desapareció durante la ocupación francesa; y aunque más tarde volvería a ser levantada una nueva, el solar de la antigua es ocupado hoy día por la Plaza de Santa Cruz, bajo la cual, y en lugar ignorado, descansan los restos de Bartolomé Esteban Murillo.

    Homenaje a Murillo [editar]

    Estatua de Murillo en Madrid.
    Estatua de Murillo en Madrid.

    Murillo fue muy querido, tanto en círculos cultos como populares; existen diversas referencias al pintor dentro del mundo literario. Innumerables poemas y relatos glosaron tanto su personalidad como su pintura, y una prueba de ello es lo que el ilustrado Jovellanos dedicó al artista:

    ¡Gran Murillo! Yo he creído en tus obras los milagros del arte y del ingenio; yo he visto en ellas pintadas la atmósfera, los átomos, el aire, el polvo, el movimiento de las aguas y hasta el trémulo resplandor de la mañana. Tu nombre es el celebrado por todas las personas de buen gusto; pero ¡cúanto más lo sería si el buril hiciese más conocidas tus obras!

    .-Elogio de las Bellas Artes-. Gaspar Melchor de Jovellanos. Madrid, 14 de julio, 1781

    La fama de Murillo en los siglos XVIII y XIX explica que sus pinturas se hallen dispersas en museos y colecciones de todo el mundo. Con todo, subsiste una parte importante de su producción en Sevilla, especialmente en el Museo de Bellas Artes. El Museo del Prado de Madrid custodia más de 40 obras suyas. Hay otras en el Museo Thyssen-Bornemisza, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, Museo de Bellas Artes de Bilbao, etc. No obstante, coincidiendo con el impresionismo y la pujanza crítica de Velázquez, el arte de Murillo llegó a ser subestimado, fenómeno que será arrastrado hasta principios del siglo XX, cuando su estilo es incluso tachado de empalagoso y conservador. Fue a partir de los años 80, gracias a nuevas exposiciones y libros, cuando su estima se recupera en parte. Actualmente, el arte de Murillo es cada vez más respetado y tenido en cuenta, tanto es así, que este pintor posee una importancia mundial, siendo mundialmente conocido y receptor de las mejores críticas, aunque incluso para algunos, este reconocimiento sigue siendo insuficiente. En honor a este gran artista que ha legado al mundo tantas pinturas, no sólo religiosas, sino que también sociales, abriendo así una pequeña ventana a escenas del pasado, se han bautizado calles, plazas e incluso jardines, como es el caso de los Jardines de Murillo de Sevilla. Una estatua en bronce del pintor se alza sobre un pedestal en la plaza del Museo de Bellas Artes de Sevilla, obra del escultor madrileño Sabino de Medina fechada en 1864, y una réplica posterior del mismo autor, se levanta en la plaza de Murillo de Madrid, entre el Museo del Prado y el Jardín Botánico. El monumento representa al genial pintor de pie junto a un estrado donde se apoya y sostiene una paleta y un boceto. Como nota curiosa, existe una escultura de Murillo que corona, junto a otros 11 ilustres sevillanos, la fachada del Palacio de San Telmo de Sevilla. También existe en Sevilla el Museo Casa de Murillo; un museo-monumento del pintor sevillano inaugurado en 1982. El 24 de marzo de 1960, se emitió en España una serie de sellos filatélicos de diferentes valores representando diversas obras de Bartolomé Esteban Murillo:

    • Sello de 25 céntimos con El buen pastor.
    • Sello de 40 céntimos con Rebeca y Eliezer.
    • Sello de 50 céntimos con La virgen del rosario.
    • Sello de 70 céntimos con La Inmaculada.
    • Sello de 80 céntimos con Niño de la Concha.
    • Sello de 1 peseta con Autorretrato.
    • Sello de 1'50 pesetas con Sagrada Familia del Pajarito.
    • Sello de 2'5 pesetas con El juego del dado.
    • Sello de 3 pesetas con Niños comiendo melón.
    • Sello de 5 pesetas con Niños contando monedas.

    Discípulos [editar]

    Aunque dentro del mundo del arte y la pintura Murillo tuviera muchísimos admiradores (hasta el punto de que los pintores sevillanos posteriores fueran denominados "escuela de Murillo"), sus discípulos reconocidos son los menos. No obstante, entre los que mejor asimilaron su técnica se podría citar a Pedro Núñez de Villavicencio y Cornelio Schut.

    Galería [editar]

    Bibliografía [editar]

    • F.M. Tubino (1864). Murillo: su época, su vida, sus cuadros. Sevilla.
    • August Mayer (1913). Murillo. Stuttgart, Berlin.
    • A. Seeman (1933). Murillo. Bérgamo.
    • A. Muñoz (1942). Murillo. Novara.
    • E. Lafuente Ferrari (1953). Breve historia de la pintura española. Madrid.
    • Jonathan Brown (1976). Murillo and his drawings. Princeton.
    • J.A. Gaya Nuño (1978). La obra completa de Murillo. Barcelona.
    • J. Brown (1980). Imágenes e ideas en la pintura española del siglo XVII. Madrid.
    • ANGULO IÑIGUEZ, DIEGO (1980). Murillo. I, Su vida, su arte, su obra. Espasa-Calpe, Madrid.
    • ANGULO IÑIGUEZ, DIEGO (1981). Murillo,. II, Catálogo crítico. Espasa-Calpe, Madrid.
    • ANGULO IÑIGUEZ, DIEGO (1981). Murillo,. III, Láminas. Espasa-Calpe, Madrid.
    • Catálogo de la exposición (1982). Murillo (1617-1682). Museo del Prado, Madrid-Royal Academy, Londres, Madrid.
    • N. Ayala Mallory (1983). Bartolomé Esteban Murillo. Madrid.
    • J. Gállego (1987). Visión y símbolos en la pintura española del Siglo de Oro. Madrid.
    • Ye. Vaganova (1988). Murillo and His Time. Moscú.
    • GARCIA FELGUERA, MARIA DE LOS SANTOS (1989). La Fortuna de Murillo (1682-1900). Diputación Provincial de Sevilla.
    • VALDIVIESO GONZALEZ, ENRIQUE (1990). Murillo, sombras de la tierra, luces del cielo. Madrid.
    • N. Ayala Mallory (1991). Del Greco a la pintura de Murillo. La pintura española del Siglo de Oro 1556-1700. Madrid.
    • Karin Hellwig (1991). Vom Reiz des Alltäglichen- Barolome Esteban de Murillo, in Henrik Karge Vision oder Wirklichkeit- die spanische Malerei der Neuzeit. Klinkhardt u.Biermann.
    • F. Calvo Serraller (1991). Teoría de la pintura del Siglo de Oro. Madrid.
    • VALDIVIESO GONZALEZ, ENRIQUE (1994). Murillo. Alianza, D.L., Madrid.
    • Encyclopedic Dictionary (1999). Painting of Europe. XIII-XX centuries. Iskusstvo, Moscú.

    Enlaces externos [editar]

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    s2t2 -Cézanne, el padre del cubismo (v7:25)


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    Para buena parte de los pintores de la vanguardia, Cézanne sería el padre de la modernidad. Picasso escribió: "Cézanne era mi sólo y único maestro. No creáis que me limitara a mirar sus cuadros... Pasé años estudiándolos... Cézanne era como un padre para todos nosotros".
    Paul Cézanne nació el 19 de enero de 1839 en Aix-en-Provence, primogénito de una familia dedicaba a la fabricación y exportación de sombreros que más tarde se interesará por los negocios financieros.
    A pesar de que Cézanne desea ser pintor, su padre rechaza terminantemente las ideas de su hijo. Empieza estudios de Leyes en la Universidad de Aix, estudios que se compaginan con la asistencia a la Escuela Municipal de Dibujo.
    El apoyo de su madre y de su hermana Marie provocarán un cambio en la opinión paterna, accediendo a que el joven artista se traslade a París para continuar con los estudios pictóricos. La única condición que el padre impone es que perfeccione su técnica en la Escuela de Bellas Artes.
    En abril de 1861 el joven Cézanne se traslada a París; se matricula en la Académie Suisse donde conocerá a Armand Guillaumin, Camille Pissarro, Pierre-Auguste Renoir y Claude Monet. Visitará con frecuencia el Museo del Louvre, donde admirará la obra de los maestros clásicos. Pero el suspenso en el examen de ingreso de la Escuela de Bellas Artes supone un fuerte mazazo para su autoestima, decidiendo regresar a Aix y trabajar en el banco de su padre, sin renunciar a acudir a la Escuela Municipal de Dibujo.
    En enero de 1862 decide abandonar el trabajo en el banco para instalarse en su finca del Jas de Bouffan y dedicarse a la pintura. Louis-Auguste Cézanne admite que su hijo continúe su carrera artística y le asigna una pensión de 150 francos mensuales, regresando Paul a París en noviembre de 1862. De nuevo acude a la Académie Suisse, dedicándose al estudio de desnudos sin la guía de un profesor.
    Las obras de este periodo gozan de cierta veta romántica, manifestando una significativa influencia de Delacroix, Courbet, Daumier, Corot y los pintores de la Escuela de Barbizon. Las tonalidades oscuras y las amplias pinceladas definen este momento.
    En el verano de 1864 regresa a Aix, iniciando una etapa en la que está a caballo entre su ciudad natal y la capital, trabajando en una serie de obras caracterizadas por la violencia y el erotismo, obras que serán enviadas al Salón Oficial, obteniendo siempre el rechazo por parte del jurado.
    En 1866 realizará sus primeros intentos de pintura al aire libre en la localidad de Bennecourt, a orillas del Sena, donde había acudido junto a sus amigos Zola y Baille.
    El estallido de la Guerra Franco-Prusiana en julio de 1870 llevará a Cézanne a instalarse en L#Estaque, un pueblo costero cercano a Marsella, en compañía de su compañera Hortense Fiquet. En estos meses de L#Estaque se interesa especialmente por el paisaje, abandonando su estilo romántico para ofrecernos una nueva visión de la pintura. El final de la Guerra le llevará en primer lugar a Aix, instalándose en el otoño en París.
    En el verano de 1872 los Cézanne se trasladan a Pontoise, localidad cercana a París, a orillas del Oise, invitados por Camille Pissarro. En esta estancia se producirá un significativo cambio en el estilo de Cézanne ya que empezará a pintar al aire libre y empleará una paleta y una pincelada vinculada al impresionismo. A finales de año se muda a la casa del doctor Gachet en Auvers-sur-Oise, donde permanecerá hasta la primavera de 1874, resultando esta etapa la más impresionista del pintor.
    Los jóvenes artistas deseaban mostrar sus obras al público y por ello no cejaban en su intento de ser admitidos en el Salón. Sin embargo, tanto rechazo llevó a considerar el montaje de una exposición propia como la mejor solución. Tras numerosos esfuerzos, entre abril y mayo de 1874 se desarrolla la primera exposición conjunto de los jóvenes creadores. A ella acudieron 3.500 visitantes, la mayoría de ellos entre risas y burlas; la crítica se cebó con la exposición. Desde ese momento, estos artistas preocupados por la luz y el color se denominarán impresionistas.
    Si bien en la segunda exposición impresionista -la celebrada en 1876- Cézanne declinó participar, sí lo hace en la del año siguiente, aportando 16 lienzos. El público se ceba con las obras de Cézanne y la crítica no le concede ningún respiro, llegando incluso a recibir insultos. Esta delicada situación supondrá el rechazo del mundo cultural parisino por parte del maestro y su paulatino alejamiento del estilo impresionista para comenzar un camino de búsqueda personal, entrando en el neo-impresionismo....
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    Paul Cézanne

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    Paul Cézanne

    Paul Cézanne, hacia 1861
    Nacimiento 19 de enero de 1839
    Aix-en-Provence, Francia
    Defunción 22 de octubre de 1906) (67)
    Aix-en-Provence, Francia
    Nacionalidad Francesa
    Área Pintura
    Movimiento Postimpresionismo
    Obras destacadas Mujer con cafetera (h. 1890-1895)
    La montaña de Sainte-Victoire, vista desde Bibémus (hacia 1898)
    Grandes bañistas (1906)

    Paul Cézanne (Aix-en-Provence, 19 de enero de 1839 - ídem, 22 de octubre de 1906), pintor francés postimpresionista, considerado el padre del arte moderno, cuya obra estableció las bases de la transición entre la concepción artística decimonónica hacia el mundo artístico del siglo XX, nuevo y radicalmente diferente. Sin embargo, mientras vivió, Cézanne fue un pintor ignorado que trabajó en medio de un gran aislamiento. Desconfiaba de los críticos, tenía pocos amigos y, hasta 1895, expuso sólo de forma ocasional. Fue un «pintor de pintores»,[1] que la crítica y el público ignoraban, siendo apreciado sólo por algunos impresionistas y, al final de su vida, por la nueva generación (los nabis o la escuela de Pont-Aven).

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    Biografía [editar]

    Familia y primeros años [editar]

    Cézanne nació el 19 de enero de 1839 en la ciudad de Aix-en-Provence, en el sur de Francia.[2] El 22 de febrero, fue bautizado en la iglesia parroquial, con su abuela y su tío Louis como padrinos.[2] El apellido «Cézanne» parece proceder de la localidad actualmente italiana de Cesana en los Valles Valdenses o Piamonte Occidental, y se ha asumido que en último término eran de origen italiano.[3] Su padre, Louis-Auguste Cézanne (28 de julio de 1798 - 23 de octubre de 1886),[4] era sombrerero, convirtiéndose en banquero en 1847, como uno de los socios fundadores de la firma «Cézanne y Chabanel», que prosperó a lo largo de la vida del artista, lo que le permitió una seguridad financiera inalcanzable para la mayoría de sus contemporáneos. Por otro lado, su madre, Anne-Elisabeth Honorine Aubert (24 de septiembre de 181425 de octubre de 1897),[5] era vivaz y romántica, pero se ofendía fácilmente.[6] De ella heredó Paul su concepto y visión de la vida.[6] Tenía también dos hermanas menores, Marie y Rose.[2] [7]

    Muchacha al piano (La obertura de Tannhäuser), h. 1869, en la que están representadas la hermana y la madre de Cézanne.
    Muchacha al piano (La obertura de Tannhäuser), h. 1869, en la que están representadas la hermana y la madre de Cézanne.

    En 1852 comenzó sus estudios en el colegio Bourbon (actualmente, Colegio Mignet) de su ciudad natal, donde entabló relación con Émile Zola, que estaba en una clase inferior.[8] [7] Permaneció allí durante seis años, aunque en los dos últimos fue alumno externo.[9] En 1857 se inscribió en la Escuela de Dibujo de Aix, asistiendo a los cursos de Joseph Gibert, director de la escuela y del museo de bellas artes de la ciudad.[10]

    Desde 1859 hasta 1861 estuvo matriculado, por influencia paterna, en la facultad de Derecho de la Universidad de Aix, mientras seguía recibiendo lecciones de dibujo.[11] Pronto comprendió que su verdadera vocación era la pintura. Instaló su primer estudio en Jas de Bouffan, la casa de campo de su padre. La decoró con temas referentes a Las cuatro estaciones (1860), que firma, con ironía, como «Ingres».[10] En 1861, después de una serie de encarnizadas discusiones familiares, recibió una pequeña asignación y marchó a estudiar arte a París. Le animó mucho a adoptar esta decisión Zola, quien vivía en la capital desde 1858.

    París [editar]

    Se inscribió en la Academia Suiza (Académie Suisse), una academia privada en la que trabajaba con modelos del natural, y en la que no había exámenes ni lecciones[10] , todo ello para preparar el examen de ingreso en la École des Beaux-Arts. En el Museo del Louvre descubrió la obra de Caravaggio y de Velázquez, lo que marcó profundamente su evolución artística. Cuando rechazaron su candidatura a la École des Beaux-Arts, regresó a Aix y aceptó un empleo en el banco de su padre. Sin embargo, en 1862 decidió volver a París para consagrarse definitivamente a la pintura, pasándole su padre una pensión de 125 francos.[10] Reanudó su amistad con Zola y continuó sus estudios en la Academia Suiza, donde conoció a Guillaumin y a Camille Pissarro, pintor mayor que él aunque poco reconocido, que vivía con su numerosa familia en una zona rural a las afueras de París. Cézanne se sintió de inmediato atraído por los elementos más radicales del mundo artístico parisino. Admiraba sobre todo al pintor romántico Eugène Delacroix y, entre los artistas más jóvenes, a Gustave Courbet y a Édouard Manet, que exponían obras de estilo y temas chocantes para sus contemporáneos. La polémica entre el arte oficial y los nuevos pintores llevó a la creación, en 1863, del Salon des Refusés donde se mostraban obras no aceptadas por el jurado oficial del Salón de París. El Salón oficial, por su parte, rechazó todas las obras que presentó desde 1864 hasta 1869. En 1864 pasó el verano en Aix-en-Provence; es el mismo año en que se celebra una muestra de la obra de Delacroix, lo que permite a Cézanne conocer su pintura en profundidad. 1869 es el año en el que conoce a la modelo Marie-Hortense Fiquet. En 1870 el Salón rechazó su Retrato de Achille Emperaire, por entender que era inaceptable al no respetar la perspectiva ni la corrección anatómica, juzgándolo «en el límite de lo grotesco».[10]

    Cuando estalló la Guerra Franco-prusiana en julio de 1870, Cézanne y Hortense dejaron París para ir a L'Estaque, cerca de Marsella, evitando así el alistamiento. Fue declarado prófugo en enero de 1871, pero la guerra acabó en febrero y la pareja volvió a París en verano. En enero del año siguiente, 1872, tuvieron a su hijo Paul en París. Se trasladaron entonces a Auvers-sur-Oise, donde vivió en casa del Dr. Gachet. La madre de Cézanne supo de los acontecimientos familiares, pero no su padre, a quien no se le mencionó la existencia de Hortense por miedo de incurrir en su ira. En Auvers profundiza su amistad con Pissarro, que vivía en Pontoise. Inicialmente, era la relación de un maestro con su alumno, con Pissarro ejerciendo una influencia formativa sobre el artista más joven. Durante mucho tiempo después, Cézanne se describió a sí mismo como el alumno de Pissarro, refiriéndose a él como «Dios Padre» y diciendo «Todos nosotros provenimos de Pissarro».[12] Bajo la tutela de Pissarro, en el corto periodo comprendido entre 1872 y 1873, Cézanne pasó de los tonos oscuros a los colores brillantes y comenzó a concentrarse en escenas de la vida rural. A lo largo de la siguiente década, sus excursiones para pintar paisajes juntos, del natural, en Louveciennes y Pontoise, llevaron a una relación de trabajo en colaboración entre iguales.

    Una moderna Olimpia, h. 1873-74, obra de Cézanne presentada en la primera muestra impresionista.
    Una moderna Olimpia, h. 1873-74, obra de Cézanne presentada en la primera muestra impresionista.

    Dejando a Hortense en la región de Marsella, Cézanne se movía entre París y Provenza. Gracias a Pissarro, conoció al "tío" Tanguy en París en el año 1873. Se trataba de un comerciante de colores que aceptaba cuadros como pago de los materiales que vendía a los pintores. Aunque parecía tener menos dominio de la técnica que los otros impresionistas, Cézanne fue aceptado dentro del grupo. Expuso en la primera muestra impresionista celebrada en el estudio del fotógrafo Nadar en 1874: se expusieron Una moderna Olimpia, Paisaje de Auvers-sur-Oise y La casa del colgado. Fue objeto de burlas. En 1875, llamó la atención del coleccionista Victor Chocquet, cuyos encargos le proporcionaron algo de alivio financiero. Pasó el verano de 1876 en L'Estaque, lo que le dio la oportunidad de pintar dos marinas. No intervino en la segunda muestra impresionista, pero sí en la tercera (1877) celebrada en la calle Pelletier, con dieciséis obras, entre acuarelas, bodegones, paisajes, un cuadro de bañistas y un retrato del coleccionista Chocquet). El éxito comercial de los impresionistas era ya limitado de por sí y, dentro de este grupo, las obras de Cézanne tuvieron la acogida más desfavorable. Sus pinturas provocaban hilaridad, indignación y sarcasmo. El crítico Louis Leroy dijo del retrato de Chocquet: «Esta cabeza que parece tan peculiar, el color de una bota vieja impresionaría a [una mujer embarazada] y provocaría la fiebre amarilla en el fruto de su vientre antes de su entrada en el mundo».[13] Cézanne no volvió a exponer con el grupo.

    Provenza [editar]

    Cézanne pasó el año 1878 en el Mediodía, con Hortense y su hijo. En marzo, su padre descubrió el asunto de Hortense y amenazó con romper con él financieramente pero, en septiembre, decidió subirle la asignación a 400 francos. En 1879-80 pasó parte del invierno en Melun, aprovechando para pintar el paisaje cubierto de nieve. Entre las obras maestras de este periodo está la vista del Puente de Maincy. En agosto de 1880 marchó a casa de Zola en Médan, a orillas del Sena donde conoció a Huysmans; aprovechó para pintar al aire libre. Su padre, debido a la vida que lleva, dejó de enviarle ayuda. En mayo de 1881, conoció a Gauguin en la casa de Pissarro en Pontoise; en octubre regresó a Aix, donde su padre Louis-Auguste le hizo un estudio en Jas de Bouffan.[10] Estaba en la planta superior y se le proporcionó una gran ventana, que permitía la entrada de la luz del norte pero interrumpiendo la línea de los aleros, lo cual aún se aprecia. La familia Cézanne fijó definitivamente su residencia en L'Estaque, y a partir de entonces sólo en raras ocasiones abandonó Provenza. El traslado refleja una nueva independencia respecto a los impresionistas, centrados en París, y la preferencia del pintor por el sur, su tierra natal.

    En L'Estaque recibió la visita de Renoir (1882), quien quedó impresionado con la belleza del paisaje. Ese año fue la única vez que pudo exponer en el Salón de París, gracias a la intervención de su amigo y artista Antoine Guillemet, Retrato de Louis-Auguste Cézanne, padre del artista, leyendo 'l'Evénement', 1866 (National Gallery, Washington).[14] Escaso es el reconocimiento que obtiene por la crítica oficial. Por entonces, dejó de trabajar en estrecha relación con Pissarro. Había conocido al pintor Monticelli en Marsella en los años 1860, y entre 1878 y 1884 los dos artistas a menudo pintaron paisajes juntos, recorriendo en una ocasión durante un mes el campo de Aix. En 1883 murió Manet, noticia que afectó a Cézanne. En diciembre se reunieron con él en L'Estaque Monet y Renoir.

    El año 1886 fue crucial: se casó con Hortense y, en octubre, murió su padre. Le dejó en herencia la finca que había adquirido en 1859. Cézanne tenía 47 años de edad y por fin consiguió la independencia económica, gracias a la gran herencia que recibió,[8] aunque siguió manteniendo el aislamiento social. Es el año de su ruptura con Émile Zola, después de que este le usara, en gran medida, como modelo para el artista fracasado y trágico Claude Lantier, en La obra. Cézanne sintió que la novela era indecorosa y una traición por parte de su amigo de la infancia, por lo que rompieron su amistad y no volvieron a verse.

    Para el año 1888 la familia estaba en la anterior mansión, Jas de Bouffan, un sólido edificio y terrenos con edificaciones anejas. Actualmente es propiedad de la ciudad, aunque con menos terreno, y está abierta al público de manera limitada. En 1889 muestra La casa del ahorcado en la Exposición Universal. Al año siguiente, expone en Bruselas con los XX, un grupo de pintores muy activos.[10] No obstante, su periodo idílico en Jas de Bouffan fue sólo temporal. Desde 1890 hasta su muerte, se sucedieron acontecimientos perturbadores que le hicieron aislarse más dedicándose en exclusiva a la pintura. Entre 1887 y 1893, sólo recibe la visita de unos pocos iniciados, como los marchantes de arte J. Tanguy y Ambroise Vollard.

    Los problemas comenzaron con el comienzo de la diabetes en 1890, desestabilizando su personalidad hasta el punto de que las relaciones con otros quedaron de nuevo afectadas. Viajó a Suiza, con Hortense y su hijo, quizá esperando restaurar su relación. Cézanne, sin embargo, regresó a vivir a Provenza; Hortense y Paul el joven, a París. Las necesidades financieras obligaron a Hortense a volver a Provenza pero en viviendas separadas. Cézanne se trasladó con su madre y su hermana.

    Bodegón con cortina (1895) ilustra la creciente tendencia de Cézanne hacia la compresión tersa de formas y tensión dinámica entre figuras geométricas.
    Bodegón con cortina (1895) ilustra la creciente tendencia de Cézanne hacia la compresión tersa de formas y tensión dinámica entre figuras geométricas.

    En 1891 volvió al catolicismo, aunque las imágenes religiosas fueron escasas en su obra tardía. Cézanne sostenía que «Cuando juzgo el arte, cojo mi cuadro y lo pongo junto a un objeto obra de Dios como un árbol o una flor. Si desentona, no es arte».[15]

    En 1895 se celebró su primera exposición individual, organizada por Vollard, con 100 lienzos. Este marchante promocionó la obra de Cézanne con gran éxito durante los años siguientes, logrando que subiera su cotización, como se comprueba al ver los precios de las ventas Duret y Tanguy (1894)[16] [10] y la venta Chocquet de 1899.[17]

    En 1897 murió su madre, lo que le permitió reconciliarse con su mujer. Vendió Jas de Bouffan y alquiló un lugar en Rue Boulegon, donde construyó un estudio. También alquiló una habitación en el Château Noir, cerca de Aix, donde se prepara un pequeño estudio. Pasó una temporada en Le Tholonet, en la ladera de la montaña Sainte-Victoire, haciendo de ella objeto de su pintura, lo mismo que la cantera de Bibémus.[10]

    Sus pinturas se hicieron bien conocidas y buscadas y obtuvo el respeto de una nueva generación de pintores. A pesar del creciente reconocimiento público y éxito financiero, Cézanne prefirió trabajar en el aislamiento artístico, normalmente pintando en Provenza. En 1900 tres de sus lienzos se incluyen en la Exposición Universal y trece en una exposición organizada por Paul Cassirer en Berlín, ocasión en la que el poeta Rainer Maria Rilke vio su obra por vez primera.[10] En 1901 expone en el Salón de los Independientes. Ese mismo año, Maurice Denis presenta su Homenaje a Cézanne, cuadro en el que puede verse a un grupo de artistas (Redon, Vuillard, Bonnard y Denis) alrededor de un bodegón pintado por Cézanne y que había sido propiedad de Gauguin.[1]

    La relación entre Cézanne y su mujer siguió siendo tormentosa. Necesitaba un lugar en el que estar él solo. En 1901 compró algo de tierra a lo largo del Chemin des Lauves («Camino de Lauves»), una carretera aislada en la colina de Lauves, y encargó que le hicieran allí un estudio (el atelier, actualmente abierto al público), en donde aún puede verse el atrezzo de sus obras, tal como las dejó. Desde allí se ve la montaña Sainte-Victoire. Allí pintó hasta su muerte. Mientras tanto, en 1902, hizo un borrador de testamento excluyendo a su esposa de su herencia y dejándoselo todo a su hijo. Aparentemente la relación estaba de nuevo rota; se dice que ella quemó los recuerdos de su madre.

    En 1903 culmina el reconocimiento de su obra, apareciendo en diversas exposiciones. Así, el Salón de Otoño expone 33 lienzos suyos. También se incluyen obras de Cézanne en la Secesión vienesa y en la de Berlín.

    Émile Bernard, que ya en 1892 había dedicado un artículo a Cézanne, estuvo trabajando con él durante todo un mes en 1904.[18] [10] Ese mismo año, el Salón de Otoño le dedicó toda una sala, con 30 cuadros y dos dibujos. En 1905 Vollard presentó las acuarelas de Cézanne. Era ya un pintor de prestigio. Se sucedían exposiciones retrospectivas. Muchos pintores jóvenes viajaron hasta Aix-en-Provence para verle trabajar y pedirle consejo durante los últimos años de su vida. Sin embargo, tanto su estilo como sus teorías continúan siendo misteriosas y crípticas; para unos era un pintor primitivo ingenuo y para otros un complicado maestro en los procedimientos técnicos.

    Muerte de Cézanne [editar]

    Un día, Cézanne se vio atrapado por una tormenta mientras trabajaba en el campo.[19] Sólo después de haber trabajado durante dos horas bajo el aguacero decidió regresar a casa; pero en el camino se desmayó. Lo llevó a casa un conductor que pasaba.[19] Su ama de llaves le frotó los brazos y las piernas para restaurar la circulación; como resultado, recuperó la consciencia.[19] Al día siguiente, pretendía seguir trabajando, pero más tarde se desmayó; el modelo pidió ayuda; le metieron en la cama, en Lauves, de donde no volvió a salir.[19] Murió unos pocos días después, el 22 de octubre de 1906.[19] Murió de neumonía y fue enterrado en el antiguo cementerio en su amada ciudad natal de Aix-en-Provence.[20]

    Después de su muerte, su estudio en Aix se convirtió en un monumento, Atelier Paul Cézanne, o les Lauves.

    Estilo [editar]

    Cézanne intentó conseguir una síntesis ideal de la representación naturalista, la expresión personal y el orden pictórico. Al igual que Zola con el realismo literario, Cézanne manifestó un interés progresivo en la representación de la vida contemporánea, pintando el mundo tal como se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse de idealizaciones temáticas o afectación en el estilo. Luchó por desarrollar una observación auténtica del mundo visible a través del método más exacto de representarlo en pintura que podía encontrar. Con este fin, ordenaba estructuralmente todo lo que veía en formas simples y planos de color. Su afirmación «Quiero hacer del impresionismo algo sólido y perdurable como el arte de los museos»,[21] subraya su deseo de unir la observación de la naturaleza con la permanencia de la composición clásica. Ello queda en evidencia igualmente con su pretensión de «revivir a Poussin del natural» (Vivifier Poussin sur nature)..[22]

    La montaña Sainte-Victoire, 1905
    La montaña Sainte-Victoire, 1905

    Son muy características y fácilmente reconocibles sus pinceladas, a menudo repetitivas, sensibles y exploratorias. Estas pequeñas pinceladas y planos de color se conjugaban para formar campos complejos, expresando al mismo tiempo las sensaciones del ojo que observa y una abstracción de la naturaleza observada.

    Cézanne se esforzó por comprender y reflejar la complejidad de la percepción visual humana. Quería ofrecer una visión auténtica de la realidad, y para ello observa los objetos desde distintos puntos de vista, lo que le lleva a representarlos desde perspectivas diferentes simultáneamente.[10] La obra de madurez de Cézanne muestra el desarrollo de un estilo de pintura solificado, casi arquitectónico. La intensidad de sus colores, unida al aparente rigor de la estructura compositiva, indican que, a pesar de la frecuente desesperación del propio artista, había sintetizado los elementos básicos de representación y expresividad de la pintura de un modo muy personal.

    Estaba interesado en la simplificación de las formas que ocurrían naturalmente a sus esencia geométrica:

    Todo en la naturaleza se modela según la esfera, el cono, el cilindro. Hay que aprender a pintar sobre la base de estas figuras simples; después se podrá hacer todo lo que se quiera. Cézanne, 1904.[10]

    Por ejemplo, un tronco de árbol puede concebirse como un cilindro, una cabeza humana como una esfera. Además, la atención concentrada con la que había registrado sus observaciones de la naturaleza dieron como resultado una profunda exploración de la visión binocular, que resulta de dos percepciones visuales simultáneas y ligeramente diferentes, y nos proporciona una percepción de la profundidad y un conocimiento complejo de las relaciones espaciales. Vemos dos puntos de vista simultáneamente; Cézanne empleó este aspecto de la percepción visual en su pintura en grados diferentes. La observación de este hecho, junto con el deseo de Cézanne de capturar la verdad de su propia percepción, a menudo le llevó a presentar los perfiles de formas para al mismo tiempo intentar mostrar los puntos de vista distintivamente diferentes de tanto el ojo izquierdo como el derecho.

    Periodos [editar]

    Se han descrito varios periodos en la vida y obra de Cézanne.[23]

    El periodo oscuro, París, 1861-1870 [editar]

    Se trata de un periodo caracterizado por colores oscuros y un intenso uso del negro, con pigmentos espesos, muy empastado. Su obra difiere grandemente de sus anteriores acuarelas y esbozos de la École Spéciale de dessin de Aix-en-Provence en 1859, o de sus obras posteriores. A menudo se usan para estas obras los términos antisocial o violento, o también eróticas o macabras.[24] Su temática es la figura en el paisaje y comprende muchas pinturas de grupos de figuras grandes y pesadas en el paisaje, pintadas imaginativamente. A este periodo pertenecen:

    El asesinato, h. 1870
    El asesinato, h. 1870

    Periodo impresionista, Provenza y París, 1870-1878 [editar]

    La casa del ahorcado, 1872-1873.
    La casa del ahorcado, 1872-1873.

    Cuando Cézanne marchó a L'Estaque en 1870, cambió sus temas para dedicarse principalmente al paisaje. Al instalarse en 1872, en Auvers (Val-d'Oise), comenzó su estrecha relación de trabajo con Pissarro, quien vivía en la cercana Pontoise. Junto con Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir y unos pocos pintores más, Pissarro había desarrollado un estilo para trabajar al aire libre (en plein air) de forma rápida y a escala reducida, que consistía en utilizar pequeños toques de colores puros, sin recurrir a bocetos preliminares ni a dibujos. Pretendían atrapar de ese modo los efectos lumínicos fugaces así como su interpretación visual, también efímera, de la naturaleza. Bajo la influencia de Pissarro, Cézanne comenzó a abandonar las normas académicas y la paleta sombría y fuertemente empastada que le caracterizaba. Sus lienzos se hicieron mucho más brillantes, con colores claros, eligiendo los colores primarios y sus complementarios, además de forzarle a observar atentamente la realidad.[10] Su tema favorito son paisajes. Trabajó a partir de la observación directa y gradualmente desarrolló un estilo de pintura aéreo y ligero.

    Periodo de madurez, Provenza, 1878-1890 [editar]

    El puente de Maincy, 1879-1880.
    El puente de Maincy, 1879-1880.

    Cuando Cézanne fijó su residencia definitivamente en Provenza, a principios de los años 1880, se independizó de los impresionistas, centrados en París, y demostró su preferencia por el sur, su país natal y su paisaje. El aislamiento y la concentración, así como la singularidad de su búsqueda, podrían señalarse como los responsables de la increíble evolución que sufrió su estilo durante las décadas de 1880 y 1890. El hermano de Hortense tenía una casa desde la que se veía la montaña Sainte-Victoire en Estaque. Una serie de pinturas de esta montaña de 1880-1883 y otras de Gardanne de 1885-1888, a veces son conocidas como el «Periodo constructivo». De 1888 a 1890 se interesó por la figura humana, pintando una serie de cuadros con personajes de la Comedia del arte, pasando, a partir de 1890, a otra serie sobre Jugadores de cartas, posiblemente inspirado por la obra sobre el mismo tema de Louis Le Nain.

    Periodo final, Provenza, 1890-1905 [editar]

    Los jugadores de naipes (1892).
    Los jugadores de naipes (1892).
    Bodegón con manzanas y naranjas, 1895-1900.
    Bodegón con manzanas y naranjas, 1895-1900.
    Las grandes bañistas, 1906, Philadelphia Museum of Art: el triunfo del equilibrio geométrico y la estabilidad a la manera de Poussin.
    Las grandes bañistas, 1906, Philadelphia Museum of Art: el triunfo del equilibrio geométrico y la estabilidad a la manera de Poussin.

    En 1895 hizo una visita germinal a las canteras de Bibémus y ascendió la montaña Sainte-Victoire. El paisaje laberíntico de las canteras debieron impresionarle particularmente, pues alquiló una cabaña allí en 1897. Se cree que estas formas inspiraron el estilo cubista en embrión. Cézanne se concentró en unos pocos géneros, en los que era hábil por igual: bodegones, retratos (y autorretratos), paisajes y estudios de bañistas (desnudos en el paisaje).[10] Respecto al último, Cézanne se vio obligado a dibujar a partir de su imaginación, debido a la falta de modelos desnudos disponibles. Como sus paisajes, sus retratos se pintaban a partir de lo que era familiar, de manera que no sólo su esposa e hijo, sino también campesinos locales, niños, y su marchante, sirvieron de modelos.

    Cézanne continuó pintando directamente del natural con brillante colorido de tipo impresionista, pero fue simplificando de modo gradual la aplicación de la pintura hasta el punto de que parecía lograr expresar el volumen con sólo unas cuantas pinceladas de color yuxtapuestas. Más adelante los expertos llegarían a afirmar que Cézanne había descubierto un modo de representar tanto la luz como las formas de la naturaleza simplemente mediante el color. Parecía reintroducir una estructura formal que los impresionistas habían abandonado, sin sacrificar por ello la sensación y vivacidad lumínica lograda por ellos. El propio Cézanne hablaba de modular el color en lugar de modelar el claroscuro de la pintura tradicional. Con ello se refería a que suplantaba las convenciones artificiales de representación (modelar) por un sistema más expresivo (modular) que se hallaba aún más próximo a la naturaleza o, como decía el propio artista, "paralelo a la naturaleza". Para Cézanne la solución a todos los problemas técnicos del impresionismo radicaba en utilizar el color de un modo más ordenado y expresivo que el de sus compañeros impresionistas.

    Cézanne consideraba que nunca llegaba a alcanzar plenamente su objetivo, por lo que dejó la mayor parte de sus obras sin acabar y destruyó muchas otras. Se lamentaba de su fracaso a la hora de representar la figura humana y, efectivamente, las grandes obras con figuras humanas de sus últimos años revelan unas distorsiones curiosas que parecen dictadas por el rigor del sistema de modulación cromática que él mismo impuso sobre sus propias representaciones. Ejemplo de ello son toda la serie de pinturas dedicadas al tema de los y las bañistas.

    Legado [editar]

    Puede decirse que Cézanne crea el puente entre el impresionismo del XIX y el nuevo estilo de principios del siglo XX, el cubismo.

    Durante muchos años la obra de Cézanne sólo fue conocida por sus antiguos colegas impresionistas y por unos cuantos artistas jóvenes radicales de la línea del postimpresionismo, entre los que se incluían Vincent van Gogh y Paul Gauguin. Esta generación posterior aceptó prácticamente todas las rarezas de Cézanne.

    La retrospectiva de Cézanne de 1907 en el Salón de Otoño impactó grandemente la dirección que tomó la vanguardia parisina, dando crédito a su posición como uno de los artistas más influyentes del siglo XIX y al advenimiento del Cubismo. Fueron las exploraciones de Cézanne de simplificación geométrica y fenómenos ópticos las que inspiraron a Picasso, Braque, Gris, y otros para experimentar con múltiples visiones aún más complejas del mismo tema, y, con el tiempo, a la fractura de la forma. Hay una frase, atribuida tanto Matisse[10] como a Picasso, según la cual «Cézanne es el padre de todos nosotros». Matisse admiraba su utilización del color y Picasso desarrolló la estructura de la composición plana de Cézanne para crear el estilo cubista.

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